Relatos Embera /

Relatos Embera / Adreliano Martínez Ñemezon, Edy Johana Rivas Correa y Nazario Bailarín Olea, compiladores - 10 páginas sin numerar : ilustraciones ; 23 cm - Colección Literatura Infantil .

DOI:https://doi.org/10.21892/9786287515291

Nuestra literatura está ligada históricamente a la tradición oral y ésta al mito, como bien es conocido en nuestras raíces prehis-pánicas. La influencia que ejerce el mito en la tradición oral eviden-cia que la ficción no es una novedad en la narrativa como algunos argumentan. De allí la importancia que toman elementos como el oro, los ríos, los espíritus, la castidad o un animal salvaje en la cons-trucción del mito como hilo conductor de una serie de costumbres que se entrelazan en estos relatos.

En las primeras oraciones de los textos analizados, el lenguaje sirve como ventana para mirar hacia la tradición oral, ahora es-crita. Y, por su parte, la ritualidad rememora el vínculo intrínseco de la tradición oral con una deidad no específica y politeísta que muta en la conciencia imaginativa de quien se acerca a estos tex-tos. De allí, se hace necesario resaltar un vínculo extraviado en la sociedad de hoy, la identidad. Hoy somos cualquier cosa ajena a nuestras raíces para quienes asumen nuestro ecléctico mestiza-je como justificación para no tener memoria de la tradición oral, menos del valor que tiene en ésta el lenguaje, que cada día se disgrega en mutaciones y mutilaciones de la palabra.

Particularmente, cuando leo un relato, debe brindarme una ventana por la cual pueda dar el salto a ese mundo de la creación literaria. Si no hay una ventana que permita caminar hacia un ria-chuelo en medio de la noche padeciendo el vértigo del infortunio que asecha la posibilidad de una prosperidad esquiva, difícil-mente mi espíritu vea el punto final en la última letra del relato en cuestión. Porque nuestra formación lectora proveniente de una tradición oral intrínsecamente ligada al asombro que nos ha dado esa identidad que la sociedad moderna niega. Estos relatos reivin-dican esa tradición oral que permitió a nuestra literatura sobrevivir de forma anónima, representan la cosmovisión de toda una civili-zación en estrecha relación con la naturaleza y su carácter mítico. Este carácter ha permitido la riqueza de una temática diversa que se traslada sobre el hilo conductor del mito, el cual permite fina-les inesperados bajo el uso del misterio como elemento ficcional. Cada región, cada grupo étnico mediante la oralidad va creando su narrativa sin desligarse de los elementos ancestrales de nuestra tradición oral.

Para cerrar este breve comentario, quiero dejar una reflexión del poeta Orlando Barreto sobre la importancia de la oralidad: “No olvidemos que la tradición oral popular, en ciudades o campos, conlleva a la realización de un rito. Y un rito en la mayoría de los casos, implica una costumbre, una religión, una técnica, una lite-ratura, una magia, en fin, un deseo de trascendencia y de éxtasis, un camino para ir más allá de la condición rutinaria de lo gastado, y nos mueve hacia la plenitud de la conciencia y fortalecimiento de seres y cosas. Sin la oralidad, la vida de las comunidades se debilita y se banaliza, espiritualmente desaparecemos; en lugar del alma popular aparecen, entonces, los fantasmas manipulados y manipuladores de los medios sin alma de la comunicación ma-siva”.

La oralidad debería ser objeto de estudio y reflexión perma-nente en nuestro sistema educativo, por ser un vehículo de valo-res intrínsecamente vinculado a nuestra historia. Libardo Linárez

9786287515307 (Impreso) 9786287515291 (Digital)


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863.6 / R382r 2023
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