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100 1 0 _aLevitsy, Steven
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245 1 0 _aCóm̤o mueren las democracias /
_cSteven Levitsky, Daniel Ziblatt ; traducción̤ de Gemma Deza Guil.
250 _aSexta edición̤
264 1 _aBogotá :
_bPlaneta colombiana,
_bAriel,
_c2022
264 4 _c©2018
300 _a335 páginas
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500 _aIncluye datos biográficos de los autores e índice
505 2 _aIntroducción -- 1. Alianzas fatídicas -- 2. Salvaguarda de la democracia en Estados Unidos -- 3. La gran abdicación republicana -- 4. La subversión de la democracia -- 5. Los guardarraíles de la democracia -- 6. Las reglas no escritas de la política estadounidense -- 7. El desmantelamiento -- 8. Trump contra los guardarraíles de la democracia -- 9. Cómo salvar la democracia.
520 0 _aEl 30 de octubre de 1922, Benito Mussolini llegó a Roma a las 10:55 a bordo de un coche cama procedente de Milán en el que había pernoctado. El rey italiano lo había invitado a la capital para jurar el cargo de primer ministro del país y constituir un nuevo gabinete. Acompañado por un reducido grupo de guardias, Mussolini hizo un alto en el Hotel Savoia primero y, luego, vestido con un traje chaqueta negro, una camisa negra y un sombrero hongo también negro, se dirigió a pie triunfante hasta el palacio real del Quirinal. En Roma corrían rumores de descontento social. Bandas de fascistas, muchos de ellos con uniformes diferentes, rondaban por las calles de la ciudad. Mussolini, consciente de la fuerza del espectáculo, entró con paso decidido en el palacio residencial de suelos marmóreos del rey y lo saludó con un: «Señor, disculpe mi atuendo. Vengo del campo de batalla». Aquello marcó el inicio de la legendaria Marcha sobre Roma de Mussolini. La imagen de masas de «camisas negras» cruzando el río Rubicón para arrebatar el poder al Gobierno liberal italiano se convirtió en el canon fascista, recreado en los días festivos nacionales y recogido en los libros de texto de las escuelas durante las décadas de 1920 y 1930. Mussolini fue una pieza clave en la construcción de la leyenda. En la última parada de tren antes de llegar a Roma aquel día se había planteado apearse del convoy para entrar en la ciudad a caballo, rodeado de su guardia. Y aunque finalmente descartó el plan, después hizo cuanto pudo por fomentar la leyenda de su ascenso al poder como, en sus propias palabras, una «revolución» y un «acto de insurrección» que había inaugurado una nueva época fascista.
590 _aArquitectura
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